lunes, 3 de diciembre de 2012

Como controlar los sueños: Sueños Lúcidos

¿Nunca les ha pasado que mientras soñaban se daban cuenta de que estaban soñando? La mayoría de las personas han tenido alguna vez este  de  espontáneamente, especialmente durante la niñez. Los sueños lúcidos son aquellos en los que el soñador cobra conciencia de estar soñando y a partir de esto interactúa (hasta el  de tener el poder de manejar las cosas a su antojo) sabiendo que todo lo que percibe es parte de un sueño. Esto no solamente sucede, sino que es posible entrenarnos para lograrlo. 

Aunque suena a utopía el control de los sueños se acepta como un hecho comprobado científicamente. Es desde 1975, cuando una serie de experimentos demostraron que era posible. Alan Worsey en Gran Bretaña y Stephen LaBerge en California, son dos investigadores que, de manera independiente, aportaron evidencia experimental sobre la existencia del sueño lúcido y aprendieron a provocar deliberadamente este fenómeno. Ambos fueron capaces de comunicarse “con el exterior” mientras dormían mediante señales previamente acordadas (tales como mover los ojos de una manera particular o respirar con mayor rapidez). Los sujetos no sólo llevaron a cabo dichas acciones sino que lo hicieron precisamente en los momentos en que el equipo electrónico señalaba que estaban soñando. De este modo demostraron que era posible actuar conscientemente mientras dormimos. 
El Aprendizaje del Sueño Lúcido 

I. Primer paso: Recordar los sueños 

Hablando en términos generales, quienes quieren recordar sus sueños pueden hacerlo y aquellos que, por el contrario, no desean hacerlo, no suelen recordarlos. A ciertas personas les basta simplemente con tener la intención de recordar y con ser plenamente conscientes de esta intención antes de acostarse. Un modo eficaz de fortalecer esta decisión consiste en tener un diario de sueños sobre la mesa velador e ir anotando en él, apenas nos despertemos, todos los pormenores que podamos recordar de nuestro sueño. Cuantos más sueños apuntemos, más fácil nos será recordarlos. Por otra parte, la lectura de este diario puede procurarnos el beneficio adicional de ayudarnos a comprender la verdadera naturaleza de nuestros sueños y contribuir, de este modo, a reconocerlos con más facilidad en el mismo momento en que están aconteciendo. 

Un método infalible para aumentar la capacidad de recordar los sueños consiste en habituarnos a preguntarnos «¿Qué es lo que he soñado?» cada vez que nos despertemos. Éste debería ser nuestro primer pensamiento cada vez que nos despertáramos, sin renunciar ante la primera tentativa sino permaneciendo totalmente inmóviles y concentrados, perseverando pacientemente en el intento hasta lograr recordar el sueño. 

Como ocurre con cualquier otro proceso, el aprendizaje de la capacidad para recordar los sueños constituye un proceso, en ocasiones, lento. Debido a ello, es muy importante no desalentarnos en el caso de que las primeras tentativas no se vean coronadas por el éxito. A la larga, quien persiste en la práctica termina obteniendo resultados evidentes. 

Es importante mejorar el recuerdo de los sueños porque es imposible tener un sueño lúcido sin recordarlo. 

II. Inducción al Sueño Lúcido 

Hay muchísimas técnicas distintas para llegar a tener sueños lúcidos. La más frecuente (y única que trato aquí) consiste en comenzar teniendo un sueño común, darse cuenta por algún motivo que se está soñando, y a partir de ese momento entrar en estado de lucidez. Este tipo de experiencia se llama DILD (Dream Induced Lucid Dreams) justamente porque comienza en un sueño. Esta es la que la mayoría de la gente, sin entrenamiento alguno, logra al menos una vez en la vida espontáneamente. 

Para inducirlos el primer paso es practicar el ejercicio de recordar los sueños al despertar (tal y como explicábamos en el anterior punto). Si nos levantamos apurados por entrar en nuestras obligaciones diarias, poco éxito podemos tener en lograr sueños lúcidos. Por eso conviene despertarse poco a poco, tratar de no abrir los ojos en seguida, recordar los sueños lo mejor que podamos, con todos los detalles posibles, y anotarlos. 

En la noche, antes de dormir, conviene decirse - e incluso anotar - qué es lo que uno desea hacer cuando adquiera lucidez, e ir a dormir con la intención de lograrlo. Repítete con convicción “me daré cuenta de estar soñando”. El simple hecho de desearlo es suficiente como para proporcionarnos un punto de partida. 

El siguiente paso es estar siempre atentos a las señales de los sueños mediante chequeos de realidad. 

III. Test de Realidad 

En los sueños pasan cosas muy raras, cosas que por sentido común deberían delatarnos que estamos soñando. Pero a pesar de ello la mayoría de las veces somos incapaces de darnos cuenta. Tomamos todo como viene, creyendo que los acontecimientos más inverosímiles son verdaderos y al despertar nos preguntamos: “¿Como no me di cuenta de que era un sueño? ¡Era tan obvio!” 

Si ante determinadas situaciones nos acostumbramos a preguntamos si estamos soñando durante el día -en la vigilia-, con el tiempo nuestro cerebro se programa también para hacerlo durante la noche -mientras efectivamente estamos soñando-. Varias veces al día conviene hacerse esta pregunta, entrenando al cerebro para hacerlo en todo momento. 

El simple hecho de acostumbrarse a autoformularse esta pregunta es un paso elemental si se desea tener sueños lúcidos. La respuesta, cuando es negativa, suele ser automática: La realidad es contundente y cuando estamos en ella sabemos darnos cuenta con facilidad de que no es un sueño. Pero por el contrario, cuando estamos en el sueño no es tan automático. El hecho de dudar sobre la respuesta, nos da una pauta de que debe ser un sueño, porque en la realidad casi siempre nos damos cuenta en seguida de que no lo es. Podemos hacer entonces, para no tener ninguna duda, alguna de las siguientes pruebas: 

* Intentar atravesarnos la palma de la mano con un dedo de la otra mano. 
* Intentar volar. 
* Mirar con detalle las cosas, especialmente los bordes. Si son borrosos se trata de un sueño. 
* Mirar el reloj, o intentar leer algo. Si las letras y números cambian es un sueño. 
* Encender una luz o activar un aparato y ver si reaccionan de forma extraña. 
* Atravesar con nuestra mano una pared o cuerpo sólido. 
* Movilizar objetos con la mente, o hacer aparecer algo. 

Estas pruebas no sólo nos ayudan a determinar que estamos en estado de sueño y no de vigilia, sino que también sirven para “convencernos” de que estamos soñando y aumentar nuestra lucidez. 

Es posible que le tome al menos una o dos semanas antes de tener su primer sueño lúcido, así que no se desespere. Recuerde también que su primer sueño lúcido probablemente sea muy corto y un tanto confuso. Eventualmente sus sueños lúcidos aumentarán en duración y frecuencia, al igual que se incrementará el control que usted tiene sobre los mismos. 

IV. Qué se puede hacer 

Una advertencia: Se deberá tener un propósito claro para los sueños lúcidos cuando se vaya a dormir. En otras palabras, cada noche se debe considerar qué se quiere hacer cuando se tenga un sueño lúcido, y seleccionar una cosa. En el mundo onírico las posibilidades son infinitas, pero aquí tienen varías ideas de lo que podrían intentar. 

* Volar 
* Atravesar muros o espejos 
* Movilizar objetos con la mente 
* Cambiar el entorno/paisaje 
* Hacer aparecer/desaparecer gente y objetos 
* Resolver problemas matemáticos simples 
* Leer y recordar una vez despierto lo que se leyó 
* Recordar durante el sueño algo que se propuso antes de dormirse 
* Metamorfosear 

A veces, a pesar de ser conscientes de estar soñando seremos incapaces de manejarlo a nuestro antojo. En esos casos hay varias cosas que podemos hacer para aumentar nuestro control, como dar órdenes en voz alta (”¡Que esta persona desaparezca ya!” “¡Quiero volar!”) y sobretodo tener fe. Si estamos convencidos de que podemos hacer algo, podremos: “Este es mi sueño y yo tengo el control”. 

Fuentes, enlaces y lecturas adicionales 

Este artículo no es más que una recopilación resumida de los sitios aquí indicados como fuente. Debe entenderse, por lo tanto, como una pequeña introducción, “atractiva”, a este mundillo; es por ello por lo que animo encarecidamente al visitante interesado en profundizar sobre el tema a leer con detenimiento los originales (mucho más completos). Añado además enlaces a otros blogs que he encontrado ya trataron sobre este asunto en el pasado y links relacionados. 

* (fuente) Wikibook: Sueño Lúcido 
* (fuente) Sueños Lúcidos por Mariana Vernieri 
* (fuente) Controlando Nuestros Sueños: El Sueño Lúcido 
* (fuente) Alcione.cl: El Sueño Lúcido 
* (fuente) Wikipedia: Sueño Lúcido 
* (relacionado) Cómo despertarse sin sueño 
* (relacionado) Dormir menos y rendir más: El Sueño bifásico 
* (lectura adicional) El sentido de la vida: Sueño Lúcido 
* (link) Flashazo: Software que trata de inducir en el usuario sueños lucidos. 
* (link) Despierta: Web para anotar que has soñado, y leer que soñaron otras personas. 

Que es el Samsara


Samsara
El Samsara es este mundo lleno de dolor y tristeza tal como lo conocemos. Todos los seres de este mundo están sujetos a la ley del karma. Karma significa acto volitivo, es decir, algo que uno hace, dice o piensa y que de hecho está bajo su control. Todos los actos de este tipo tienen consecuencias morales llamadas vipaka, que significa fruto. En el Budismo tradicional, estas consecuencias pueden ocurrir en esta vida o en una vida futura.

La mayoría de los Budistas creen en el renacimiento. Para muchos, el renacimiento no es diferente de la creencia de los Hinduistas, por ejemplo, en la reencarnación o en la transmigración de las almas (pasar del viejo cuerpo que muere a uno que acaba de nacer o de ser concebido). Con un poco más de precisión, sin embargo, el renacimiento no es más que la transmisión del propio karma. Buda lo comparaba con la llama que pasa de una vela a otra. Así pues, la idea de un alma inmortal, de una personalidad continua, no es de ningún modo una parte del concepto del renacimiento.

El renacimiento y otros conceptos similares no forman parte de la mayoría de las culturas occidentales, así que muchos budistas occidentales y algunos budistas de oriente, toman el renacimiento como una metáfora, más que literalmente. El Budismo nunca ha sido una religión  anclada en lo literal, así que esto no es ningún tabú. De hecho, Buda evita a menudo discutir la realidad de una u otra idea metafísica como irrelevante para la práctica del Dharma.
La imagen de la derecha es la Rueda de la Vida tibetana, que representa el Samsara. En el centro, hay un gallo cazando a un cerdo que caza a su vez a una serpiente que trata de cazar al gallo, es decir, el deseo, el odio y la ignorancia. Alrededor de ellos hay personas ascendiendo el semicírculo blanco de la vida, junto a otras que descienden el semicírculo negro de la muerte. La mayor parte de la Rueda está dedicada a la representación de seis reinos: el reino de los dioses, el reino de los titanes, el reino de los humanos, el reino de los animales, el reino de las almas en pena y el reino de los demonios, cada reino presidido por su propio boddhisattva. La parte más exterior del círculo la componen los doce pasos del origen dependiente. La Rueda al completo está sujetada por Yama, el Señor de la Muerte.

Poderes Extrasensoriales: Visión remota

Muchos investigadores señalan que, durante las últimas guerras (la del Golfo, Afganistán e Iraq), los Estados Unidos han empleado la visión remota con fines militares y de espionaje.  Sin embargo, nos preguntamos ¿Qué es la visión remota? ¿Para que nos sirve? ¿Cómo podemos desarrollarla?

Qué es la visión remota
La visión remota, muy relacionada con la clarividencia, es la capacidad que tienen algunos sujetos de ver cosas y lugares distantes y describir sucesos que están ocurriendo, en ese momento, en otra parte del mundo.  Es decir, la persona se encuentra, por ejemplo, en Londres y viaja mentalmente, mediante esta facultad, a Sydney donde puede observar que está pasando allí en ese instante.

La visión remota en la historia
Desde la antigüedad la visión remota ya era conocida. Hace 2500 años, debido a los problemas con los persas, el rey Creso de Lidia decidió investigar la fiabilidad de siete oráculos de su época para saber a cuál de ellos consultar sobre la decisión a tomar.
Por ese motivo envió hacia ellos observadores a quienes ordenó preguntar exactamente cien días después qué estaba haciendo el monarca a una hora acordada, anotar sus respuestas e informarle de las mismas.  Por medio de Herodoto, se pudo conocer que sólo la pitonisa de Delfos pudo describir con exactitud lo que estaba haciendo el rey en ese momento (ingiriendo un guiso de tortuga) confirmando con este hecho, el primer relato de la visión remota en la historia.
Según aparece enla Biblia, el profeta Elíseo pudo salvar al ejército de ser derrotado debido a su capacidad de ver las maniobras de las tropas sirias y conocer las decisiones secretas.
En la actualidad, muchos pueblos que viven en condiciones primitivas practican la visión remota especialmente sus guías espirituales y chamanes quienes caen en trance y traen noticias muy precisas de lugares distantes, cuya veracidad más tarde ha sido confirmada por observadores objetivos como misioneros, exploradores y antropólogos.

Cómo aprender a usar la visión remota
Para aprender  a usar la visión remota es necesario los siguientes elementos:
- Un colaborador con quien pueda intercambiar los papeles de sujeto y experimentador.
- Establecimiento de objetivos específicos.
- Estrategias para fijarse metas, relajación y preparación.
- Un cuaderno para registrar los resultados de los intentos.
- Métodos para evaluar y registrar dichos resultados.
- Práctica y perseverancia.

Procedimiento
- Acordar (usted y la persona quien le ayudará) una hora para realizar el experimento de visión remota.
- Reunirse en el centro de experimentación
- Sincronizar los relojes y fijar la hora exacta en que se hará la experiencia
- Antes de la hora acordada (por lo menos 20 minutos) el ayudante debe salir e ir a un lugar que sólo elegirá una vez que haya abandonado del lugar de reuniones, (preferiblemente que no sea familiar y tan diferente como sea posible) para poder realizar la experiencia.
- Cerrar los ojos, relajarse durante un par de minutos y abrir la imaginación a las sensaciones que tendría si estuviese físicamente en ese lugar desconocido donde está el ayudante. No es necesaria buscar información completa del sitio; sólo con que emerjan fragmentos de información gradualmente a su mente es suficiente.
- Tomar notas de cuanto se perciba con la mente (sonidos, olores e incluso los campos eléctricos o magnéticos),  grabar sus comentarios de la experiencia o hacer pequeños esbozos de lo que le viene a la mente y breve pausa, respirando profundamente.
- Estar siempre atento a la aparición de imágenes nuevas y sorprendentes, que no pertenezcan a su repertorio habitual de imágenes mentales.
- Buscar diferenciar las imágenes que le han suscitado las sensaciones más fuertes de aquéllas que pueden derivar de su memoria o imaginación, repasando sus notas para separar las informaciones psíquicas del ruido mental.
- Cotejar con el ayudante sus impresiones escritas o dibujadas, para que él o ella le indiquen cuán correcto ha sido su descripción.
La visión remota es un fenómeno natural que puede ser experimentado por todos en diferentes grados.